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Reflexiones

Coronavirus COVID-19

Miedo, incertidumbre, compasión, amor, rabia, control, libertad, frustración, familia, comunidad, apoyo, esperanza, oportunidad, muerte, fragilidad, distancia, cercanía, lejanía, tecnología, limpieza, aire, tacto, contacto, información, desinformación.

Podría seguir listando más palabras y sentimientos, sé que aún llegaremos más profundo y también sé que saldremos de esta y otras mas.

El coste humano ha sido y está siendo muy elevado, varios amigos y compañeros de vida se nos han adelantado debido a esto. Las relaciones se han enfriado debido al miedo y otras se han fortalecido debido a la necesidad de la interacción física.

La parte que más me ha marcado y me ha hecho reflexionar es precisamente lo frágil que es la vida, hoy estamos aquí y mañana ya no, no importa lo que hayas hecho, lo que hagas o lo que quieras hacer, al final no tenemos control sobre la vida de nuestros seres queridos. El impacto de las acciones de terceros o de ellos mismos es algo que escapa a nuestro control y que únicamente podemos aceptar, quizá no lo entendamos o compartamos pero no podemos cambiarlo.

Tengo la fortuna de poder vivir muy de cerca tres países y como cada uno de ellos afronta la pandemia. México, España e Inglaterra. En cada uno veo ejemplos de como hacer o no hacer las cosas, de como la gente se cuida o no se cuida, de como los dirigentes informan y toman medidas correctas o cuestionables. Pero al final con lo que me quedo es con lo que la gente vive y hace, la vida sigue y no se detiene por la economía o por que algunas personas mueran, al mismo tiempo otras vidas nuevas llegan.

Mis familiares y amigos han pasado por todo, hemos pasado por todo, hemos tenido muertes cercanas que nos hacen valorar más a los que están aquí, hemos pasado por la enfermedad que es muy dura pero que se puede salir, aunque a veces no se recupera uno al cien por ciento. Nos ayudamos, nos acompañamos, nos escuchamos, jugamos, reímos, lloramos, a veces una simple mirada de complicidad que vale más que mil palabras, una palmada, un abrazo (ay como echo de menos los abrazos). En este sentido creo que mis amistades se han reforzado y sé que salimos más unidos.

La incertidumbre de no saber hasta cuando o si es que habrá un cuando, porque podría seguir y esto volverse la nueva normalidad. No sé si era comodidad pero el perder toda esa rutina y la libertad a la que estaba acostumbrado me hace valorar mucho más lo poco o mucho que tengo. Salir, quiero salir, quiero respirar, quiero correr, quiero sentir con libertad y confianza en que no afecto a nadie y nadie me afectará.

A veces veo culpa en las caras de las personas en la calle o el super mercado, a veces yo también siento la culpa al salir a correr por un bosque y no llevar mascarilla, aunque no sea obligatorio llevarla. En el super mercado rehúyo a las personas mayores, no quiero ponerlas en riesgo ¿por qué? que yo sepa no tengo nada, pero no quiero cargar en mi consciencia el peso de ser responsable de sus contagios. Esa misma culpa la siento al visitar amigos, no estoy haciendo nada malo, pero ahí está la culpa también.

Soy muy afortunado por estar sano, tener a mis hijos sanos, tenemos comida, tenemos casa, tengo trabajo, todos mis familiares están bien. Tuti ha empezado la universidad, está muy contento y motivado. Él también me cuenta como ve las cosas desde su perspectiva, igualmente Keni, a él le afectó mucho más el principio de la pandemia. Pero ambos están bien.

Al escuchar lo que pasa en otros lugares, empresas que cierran o que no quieren cerrar y obligan a los empleados a ir a trabajar arriesgando sus vidas y a sus familiares. De la noche a la mañana y miles de personas pierden sus trabajos. Gente haciendo donaciones para combatir el hambre y no hablo de sitios lejos, hablo de aquí mismo en Inglaterra, porque si algo he aprendido del carácter de los ingleses es la voluntad de apoyarse los unos a los otros, con comida, con dinero, con trabajo.

Sé que todo en la vida son ciclos, todo lo que sube tiene que bajar y una vez que tocamos fondo el camino será hacia arriba. Se habla de vacunas, se habla de curas, pero sobre todo se hace mucho énfasis la prevención, la limpieza y el aislamiento para evitar los contagios. ¿Por qué es tan difícil? ¿Es realmente difícil?

Gracias a la pandemia he aprendido un montón de nuevas recetas, he recuperado mucho tiempo para leer y escribir, ahora intento optimizar mis entrenamientos pues no puedo estar tanto tiempo fuera, he nadado como nunca antes en aguas abiertas, he descubierto lo que es caminar, tomándome el tiempo de ver los lugares, de sentir su esencia, su olor, su tacto, el sonido de los animales, de mis pies, de la brisa. Algunas veces solo y otras en compañía.

He podido compartir mucho tiempo con mi mamima, con mi padre y mis hermanos, conocerlos mejor y saber quienes son, conocer su historia, su pasado, sus luchas, sus derrotas y sus triunfos, sus anhelos e ilusiones, sus miedos y sus pasiones. Pero sobre todo lo que he conseguido ha sido ver al ser humano que hay dentro de cada uno de ellos, un ser humano frágil y al mismo tiempo fuerte con el que me identifico tanto. Soy quien soy gracias a ellos, gracias a ti mamá, a ti papá, a mis hermanos y a todos mis compañeros de vida de los que he aprendido y me han abiertos sus brazos y sus corazones.